La incertidumbre nos convierte
en náufragos de la noche,
en mar bravo,
golpeando el rompeolas,
de la luna.
Silencio que devora
el infinito,
en tiempo sembrado
de
de
islas naúfragas.
Tic, Tac, Tic, Tac...
Tiempo muerto.
Daga que arremete
sin mediar palabra
que arranca un grito
desde las entrañas.
Empuñando las dudas
da muerte al mañana
con la negra suerte
que hoy lo enmaraña.