Entre ramajes oníricamente
se cuela el sol,
oteando un resplandor
juguetón entre las flores.
Un abejorro en su terquedad
flirtea con las amapolas
y ellas coquetas ondean
su rojo vestido al son del viento.
En mi silencio, escapo de la realidad
me torno mariposa
y vuelo al ras del verde esperanza
que me otorgan los brotes frescos
de los arboles.