Me hubiera gustado rondar
las noches cálidas de Sevilla
y anclar la luna bella
junto al agua.
Me hubiera gustado emerger
como una mariposa libando
la desnudez de una rosa,
en el silencio invocado
intimo, de un verso alado.
Me hubiera gustado germinar
en caricia nodriza
en el negro espíritu de una trinchera.
Me hubiera gustado plantarle cara
a la infrahumana vida
derrocando la grisura
que tiñe el despeinado aspecto
del dolor en el hombre.
Me hubiera gustado ser,
más que lo que soy
escribiendo epitafios
lapidando el derrotado sentir
de nuestra generación sucesoria.