Sin formalismos, sin medias tintas
a bocajarro,
escupo sobre papel
un grito retenido.
A golpe de artimañas
la impotencia sangra,
urdiendo palabras.
Cada desahucio
un borrón de lágrimas
cada muerto en una sala de espera
de un hospital
un suspiro buscando aliento,
un niño en sus primeros pasos,
futuro incierto.
Razón para no rendirme
y a fuerza de gritar,
emborronando libretas
luchar para que el día de mañana,
sepan que aun arrastrándome
no me vence el miedo,
ni voy a dejar de
creer en imposibles.