Bebedor del tiempo desafía,
a la calmada playa que lo intuye,
alzable en su clamor de espuma,
es dueño de la orilla solitaria.
Tentáculo de agua son sus olas
una orla de encaje sus volantes,
su lengua es daga que penetra
arrastrando a la arena en su porfía.
¡El mar!
Ese inquieto aventurero,
contra el aire y con el tiempo desafía
el azul que comparte con el cielo
en su lucha constante en gallardía.